miércoles, 17 de julio de 2013

Libre desasosiego

Perdido sin más objeto
que el de querer ser querido
con celoso ojo admiro
al que al amor es sujeto.

Mas sin ataduras busco
con fin seguro honorable
no para mis hijos madre
sino dueña de mi mundo.

Difícil meta se cita
y fácil senda no hallo
por eso sólo me callo
cuando el alma sólo grita.

Y grita por compasión
de un corazón magullado
por los golpes recibidos
con remite de traición.




Ayer fuiste Laura, nadando desnuda en el mar, animándome entre gritos y risas a compartir tu baño de medianoche.
Hoy eres Paula, con tu vestido veraniego al lado de los rosales, embriagándote con los perfumes del jardín, extasiada.

Mañana no sé quién serás, pero al cerrar los ojos te imaginaré de nuevo, dichosa, sonriendo, queriéndome y deseándome, y entonces puede que vuelva a dormir feliz.

jueves, 11 de julio de 2013

Espiración, inspiración

Vive musa hiperactiva
dormida en esta pereza
reza por alzar el vuelo
llora por sentirse presa
en esta mala cabeza que es la mía

Ría pronto el enemigo
calle el sabio hasta el final
que aguantando el temporal de soledad, sangre y frío
sabe que pronto el destino con sus ganas de jugar
le dará pan al hambriento y al rico necesidad.




Semanas, meses en blanco. Páginas a medio escribir, otras con una simple frase. Y el cráneo a punto de estallar, buscando una vía de escape a tanta escoria acumulada. Me dicen que mire las flores y los árboles, que mire la sonrisa de un niño, las piernas de una mujer, pero eso no me dice nada. O al menos, no me dice lo suficiente.


Veo a un tipo escribiendo en un portátil en la misma cafetería, y me pregunto de dónde sacará la inspiración, sea lo que sea lo que escribe. Un grito me devuelve a la realidad; es una de las camareras, que sale de la humeante cocina gritando “¡Fuego! ¡Fuego!”, mientras el resto de clientes se apresuran a salir derribando sillas y mesas con tazas de café y churros. Salgo con los demás, buscando mi bolígrafo en el bolsillo: acabo de presenciar el breve paso del sosiego al caos en la realidad, y de la todavía más fugaz transición del caos al sosiego en mi cabeza.