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viernes, 6 de septiembre de 2013

Miedo al miedo

Exprime mi vida un miedo
una falta y sin razón
siendo gran desilusión
haber confiado en credos

Pues el final que se acerca
inmediato a ver el mundo
en pozo negro y profundo
mi alma en su fondo aprieta

Anhela la vida eterna
mi razón en su locura
o sólo que sin premura
mi carne se torne muerta





Vuelve a casa fumando, con pasos lentos y varias copas de más. Mira al cielo y las estrellas no despierta su admiración, sino su temor. El infinito y el vacío, la nada y la muerte.

Un título universitario, decenas de libros leídos, infinidad de imágenes vistas; ninguna respuesta importante.

-Mi alma se pudrirá junto a mi carne –se dice en voz alta.


Pero ha sido una buena noche, y tal vez no sea necesario responder a todas sus preguntas para alimentar su alma, tan sólo algunos momentos felices. Aunque cada anochecer muere un poco más, y al despertar renace un poco menos.

lunes, 24 de junio de 2013

La frontera de lo vivo

Ciudad inmaterial, poblada de entes espirituales con cuerpos en su interior. Allí no se necesita el lenguaje, que aquí nos limita; las sensaciones son puras, no se explican, sólo se transmiten. Donde el alma es el espejo de los ojos, y la eternidad les pertenece
Pero eso les aburre, pues un sentimiento puro es siempre el mismo, y ansían ser capaces de expresarlos, de manera única unos y otros, cada cual como necesite.
Y anhelando esto, se replegaron hacía sí mismas, hasta que el cuerpo físico quedó fuera, y el alma se escondió en algún lugar de esa figura palpable.
Así fue como perdimos la eternidad, y ganamos la vida.



Limite sus palabras a una lengua
entierre su tacto bajo una piel
oculte su mirar tras unos ojos
espíritu si quiere ser un quien

Su carne es el cristal de la botella
que guarda en su interior aceite y miel
la cara y cruz, la luz y la tiniebla
la opción del alma a serle al alma infiel

El cuerpo alfombra roja del sentir
telón de fondo opaco y gris del ser
iluso imitador que sin saber
detras de un solo rostro ha de vivir

miércoles, 19 de junio de 2013

Mudanza

Las persianas descienden cada vez más, haciendo que el haz de luz que entra por la ventana se reduzca progresivamente. Alrededor, los antiguos inquilinos se despiden con la mirada, mientras en su interior se hace la oscuridad.

Finalmente, las persianas se bajan por completo, y el último en salir cierra la puerta, dejando dentro, encerrados, miles de recuerdos que serán demolidos con la casa. Pero esas viejas alegrías, esos dolores vividos, seguirán dentro de quienes los vivieron, haciendo que, de algún modo, lo que fue su hogar siga en pie por muchos años más.

Y ese pensamiento es lo que reconforta al moribundo, rodeado por las personas que habitaron en él, y en las que él habitó a su vez. Mientras, los últimos rayos de luz se cuelan en sus ojos instantes antes de que los párpados se cierren para siempre, y su alma escapa del cuerpo vacío, limpia de recuerdos felices o tristes, a la espera del próximo viaje.



Retrocediendo lustros en cada paso
que se tornan zancadas de un hombre viejo
pellejos y arrugas quedan mojadas
por las últimas lagrimas frente al espejo

Una mudanza empieza, la vida acaba
y paga la renta el alma que ya se fue
pues un mal día malvendió su casa
para hoy vivir en los suyos de alquiler

Mas si marchó sin canas aún en su haber
y la fría le robó un tiempo dorado
su casa todavía estará en pie
abierta para quien le hubiese amado