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jueves, 26 de septiembre de 2013

Hoy ídem del bello ayer

Lo bello por lo bello
no hay dudas en el placer
haciendo sangre el papel
llorando en su piel un sueño
alegre tan sólo espero
si la espera vale bien
porque no ansío el destino
si merece este camino que un muerto siga de pie.

Así formas seductoras
conquistan mentes profanas
suaves líneas que acaparan
como antes hasta ahora
corazones sin mirada
y ojos que lloran por nada
mientras siguen a la cola de los besos de su amada.




Suena el despertador y se levanta de la cama. Tras la ducha, prepara el desayuno y lee las noticias en internet.

Sale de casa, sube al autobús y paga el trayecto con su abono de transporte. Por la ventana mira el monótono paisaje urbano.

Trabaja eficientemente durante su jornada, sin apenas descanso. Durante el camino de vuelta a casa compra un tentempié; la misma tienda, la misma conversación de siempre.

Su móvil vibra y su corazón da un vuelco. Es ella, tiene que serlo.
Pero no lo es. Guarda el teléfono, su pulso se estabiliza.


Nada ha pasado, como todos los días.


miércoles, 17 de julio de 2013

Libre desasosiego

Perdido sin más objeto
que el de querer ser querido
con celoso ojo admiro
al que al amor es sujeto.

Mas sin ataduras busco
con fin seguro honorable
no para mis hijos madre
sino dueña de mi mundo.

Difícil meta se cita
y fácil senda no hallo
por eso sólo me callo
cuando el alma sólo grita.

Y grita por compasión
de un corazón magullado
por los golpes recibidos
con remite de traición.




Ayer fuiste Laura, nadando desnuda en el mar, animándome entre gritos y risas a compartir tu baño de medianoche.
Hoy eres Paula, con tu vestido veraniego al lado de los rosales, embriagándote con los perfumes del jardín, extasiada.

Mañana no sé quién serás, pero al cerrar los ojos te imaginaré de nuevo, dichosa, sonriendo, queriéndome y deseándome, y entonces puede que vuelva a dormir feliz.

martes, 28 de mayo de 2013

La niebla de un amor

Un alma dando vueltas en el lecho
de un cuerpo que no sabe si sucedió
un fantasma de cuento vestido de negro
por un alma que dentro de un cuerpo se suicidó

Una sonrisa errante en unos labios secos
esos ojos que nunca dijeron no
una historia de amor que traen de lejos
los viejos vientos de un eco que nunca habló

La melodía del mar en un jarrón guardada
junto a la balada triste de un servidor
vientos de puerto arriba en la montaña
brisa marina dentro de un corazón.


¿Acaso había sido real? Ya ni de eso estaba seguro. Como un rayo, así había sido su romance: fugaz, intenso y devastador. Una desolación inesperada, puesto que ella no le había hecho daño alguno, pero tras probar aquella abrasadora sensación, el resto le habían parecido frías y yermas.

Se dio unos ligeros golpes en el pecho:

-No estoy hueco –se dijo.- Aunque me parece estarlo
.
Y un día más se quedó dormido en el sofá, tratando de olvidar ese sentimiento. Pero los recuerdos son caprichosos, y cuanto más quieres olvidar más nostalgia te invade, como el agua salada que aviva la sed del náufrago.