martes, 13 de agosto de 2013

El rencor del tiempo

Buscando en mi locura el verso triste
que no hallo en mi razón enmascarada
guarda con celo el velo que no existe
el dolor de sentir dolor por nada

Y quién no sufre por un amor vacío
quién no soñó esos ojos, probó sus labios
o qué alma ingrata no envejeció en los años
que no tuvo cerca el ser querido



Por fin, años después, volvía a verla. Era una sensación extraña, ya que apenas habían hablado en todo ese tiempo, pero su llamada había despertado su curiosidad, y no pudo negarse.

Llegó con antelación al lugar en el que habían quedado, así que decidió sentarse en un banco a esperar, mirando a la gente que paseaba por la plaza. Escasos minutos después, la vio aparecer por una de las calles que desembocaba allí: sonrisa radiante, bien vestida, un brillo de felicidad en sus ojos…
En cambio, la mirada de él siguió dura, como siempre.

-Me alegro de verte –le dijo con cierta sequedad.

-Yo también –contestó ella sonriente.- Estás muy cambiado.

-Sí, es la consecuencia de haber perdido los años pensando en ti.




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