lunes, 26 de agosto de 2013

Mu(sa)biduría

Vive musa hiperactiva
dormida en esta pereza
reza por alzar el vuelo
llora por sentirse presa
en esta mala cabeza que es la mía

Ría pronto el enemigo
calle el sabio hasta el final
que aguantando el temporal de soledad, sangre y frío
sabe que pronto el destino con sus ganas de jugar
le dará pan al hambriento y al rico necesidad.




Semanas, meses en blanco. Páginas a medio escribir, otras con una simple frase. Y el cráneo a punto de estallar, buscando una vía de escape a tanta escoria acumulada. Me dicen que mire las flores y los árboles, que mire la sonrisa de un niño, las piernas de una mujer, pero eso no me dice nada. O al menos, no me dice lo suficiente.

Veo a un tipo escribiendo en un portátil en la misma cafetería, y me pregunto de dónde sacará la inspiración, sea lo que sea lo que escribe. Un grito me devuelve a la realidad; es una de las camareras, que sale de la humeante cocina gritando “¡Fuego! ¡Fuego!”, mientras el resto de clientes se apresuran a salir derribando sillas y mesas con tazas de café y churros. Salgo con los demás, buscando mi bolígrafo en el bolsillo: acabo de presenciar el breve paso del sosiego al caos en la realidad, y de la todavía más fugaz transición del caos al sosiego en mi cabeza.


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