Ciudad inmaterial, poblada de entes espirituales con cuerpos
en su interior. Allí no se necesita el lenguaje, que aquí nos limita; las
sensaciones son puras, no se explican, sólo se transmiten. Donde el alma es el
espejo de los ojos, y la eternidad les pertenece
Pero eso les aburre, pues un sentimiento puro es siempre el
mismo, y ansían ser capaces de expresarlos, de manera única unos y otros, cada
cual como necesite.
Y anhelando esto, se replegaron hacía sí mismas, hasta que
el cuerpo físico quedó fuera, y el alma se escondió en algún lugar de esa
figura palpable.
Así fue como perdimos la eternidad, y ganamos la vida.
Limite sus palabras a una lengua
entierre su tacto bajo una piel
oculte su mirar tras unos ojos
espíritu si quiere ser un quien
Su carne es el cristal de la botella
que guarda en su interior aceite y miel
la cara y cruz, la luz y la tiniebla
la opción del alma a serle al alma infiel
El cuerpo alfombra roja del sentir
telón de fondo opaco y gris del ser
iluso imitador que sin saber
detras de un solo rostro ha de vivir
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